Un grito de auxilio del corazón.





Ayer, el tren de mi felicidad salió de su estación. Sin rumbo fijo, sin ticket de vuelta, con las cosas claras, muy claras, partió. Me dejó con las maletas llenas de fotos, garabatos y camisetas con su olor. Él sin embargo iba con lo puesto, sin ningún objeto de valor, sin piel del pasado, sin nada...
SÍ, SE HA IDO. LA FUERZA DE ALGUNAS PALABRAS MATAN.

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