¿Sabes? Le quiero, le quiero como nunca antes había querido a nadie. Cuántas veces me habré dicho, ¿se lo digo o no se lo digo? Si alguna vez me decidí a decírselo, las ganas de ello se me quitaron al iniciar la conversación: - ¡Hola! (le dije con cara de preocupación) + ¡Hola pequeño escarabajo! ¿Por qué traes esa cara? (me preguntó poniendo cara de bobo, para sacarme una sonrisa) - (Saco una sonrisa forzada) Bueno, la verdad es que... tengo que decirte algo. + Tengo que decirte algo. (repitió con una voz muy aguda y haciéndome cosquillas) Venga va, ahora en serio, ¿qué te pasa? Empecé a pensar, yo sé perfectamente que en realidad la quiere a ella, y si le digo que le quiero ya no volverá a confiar en mí, ya no podremos hablar con el desparpajo que hacemos ahora, ni volverá a hacerme esas cosquillas que tanto me gustan. - No, bueno... si es una bobada (le dije mientras pensaba en que decirle) + Venga, dímelo. Sabes que puedes confiar en mí (dijo empezando a poner cara de preocu