Nunca permitas que el amor se convierta en una rutina.


He callado durante mucho tiempo lo que debería de haber dicho en cuanto me enteré. ¿No había huevos? Pues no, no había huevos. Era incapaz de ir y decírtelo a la cara, de decirte todo lo que sabía para que te fueras preparando para lo nuevo y ahora, ahora tendré que decirte todo lo que sabía entonces y lo que sé ahora…
¿Qué pasa? ¿Ahora si hay huevos? Pues no, sigue sin haber huevos, pero no puedo seguir viéndote llorar cada dos por tres, sabiendo que yo podría evitar eso, o quizá no. Quizá te diga todo lo que sé, quizá diga toda la verdad y no me creas, pero después cuando te vea llorar, ya no será porque yo no haya intentado prevenirte. Quizá te enfades conmigo y la que tenga que llorar luego sea yo, quizá no me vuelvas a hablar en la vida, pero al menos habré intentado que no lo pases mal.
Después de tanto tiempo dándole vueltas a esta puta mierda me he dado cuenta de que si no hago nada, la angustia perdurará en ti y en mí. En cambio, si hago algo quizá pueda que toda esa tristeza se acabe, o quizá consiga que haya aún más, pero al menos, lo habré intentado…

Comentarios

Entradas populares de este blog

Prefiero fumarme el arco iris

Quiero estar contigo para siempre.